lunes, 13 de abril de 2015

( 157 ) El día de Pi, o sea, 3-14.

Versión optimista:


      Afortunadamente no somos un periódico y no tenemos que hablar en cada momento sólo de la actualidad más rabiosa. Nos podemos permitir, y ya lo hemos hecho en ocasiones anteriores, el comentar asuntos con un cierto margen de retraso, con la única excusa de que es la primera vez que nuestros posibles lectores se lo encuentran comentado a nuestra manera. Por ello comunicamos a estos comprensivos lectores ya citados, con un mes menos un día de retraso, que 
el catorce de marzo fué el día de π.
 
Versión pesimista: 

     Desafortunadamente, no podemos librarnos de esa corriente general en nuestra orgullosa, pero envejecida, cultura europea que consiste en admirar las culturas que, quizá con menos sutileza pero sin duda con más energía, aprovechan la globalización para imponer festejos, costumbres y tradiciones más allá de los lugares donde fueron creadas y apreciadas. Así pues, como un producto más que antes nos era extraño y ahora ya no lo es, siguiendo la estela tan bien trazada por la fiesta de Halloween y el rollito de primavera, también en nuestra tierra tenemos que aceptar que 
 el catorce de marzo fué el día de π.
  
En cualquier caso:

     La celebración de este día se origina en la costumbre de los Estados Unidos de escribir el mes antes que el dia cuando una fecha se escribe en números. Así, el catorce de marzo, que para nosotros es el 14 del 3 para ellos es el 3-14, que visto como número decimal (3'14) es una primera aproximación al cociente entre el perímetro de una circunferencia y el diámetro de la misma, que los matemáticos desde hace ya mucho tiempo venimos representando por la misma letra griega por la que empieza la palabra perímetro.
     Con la costumbre europea sería dificil tener un día de π: ¿el 3 del 14?, va a ser que no, que los años no pueden cargar con más de doce meses; ¿el 31 del 4?, puñetero abril, que se empeña en tener sólo 30 días, incluso los años bisiestos; total, que nos queda el 3 de enero, pero es que si 3'14 ya es una representación con pocos decimales 3'1 todavía ni siquiera suena a π.
     Y hablando de pocos decimales, justamente esa es la razón por la que mencionamos este año el día de π, pese a no haberlo hecho cuando pasó el 14 de marzo anterior (que aunque parezca mentira el tiempo pasa rápido y este no es nuestro primer mes de marzo), porque este año el día de π ha sido más día de π que nunca porque ha sido 3-14 del 15. Como podéis ver en la imagen del despertador, si lo completamos con una hora apropiada el número de decimales de π ya empieza a estar por encima de lo conocido habitualmente. Esto ha hecho que este último día de π haya tenido celebraciones especiales; como ejemplo aquí os pongo un enlace al programa de las celebraciones que con este motivo se han hecho en Princeton. Hay que mencionar que el 14 de marzo es también la fecha de nacimiento de Albert Einstein, que vivió muchos años en Princeton, trabajando en el famoso Instituto de Estudios Avanzados (si dais al enlace veréis en las fotos muchos disfraces de Einstein) por lo que allí esta fecha en general se celebra bastante.
     Este día podría ser utilizado como excusa para contar alguna de las muchas propiedades matemáticas de π. Pero no estamos siendo hasta ahora un blog demasiado técnico (y no estaría de más que nuestros lectores dejaran en los comentarios opiniones sobre si deberíamos serlo más o menos) así que para esa tarea vamos a acudir a otro blog (el estupendo Gaussianos al cuál hay un enlace permanente en los márgenes de esta página) y mas concretamente a su página "Un día de pi muy especial" que la que se refiere a este especial día de π del 2015. Es una página que contiene enlaces a diversas ocasiones en que Gaussianos ha tratado el número π y aunque alguna se refiere a temas colaterales como solemos hacer nosotros (por ejemplo, la que incluye diversas músicas) en alguna otra toca temas más matemáticos (como cuando habla de un problema abierto).
      Nosotros, después de haber dicho que lo nuestro son los temas colaterales, no podemos por menos que irnos por los cerros de úbeda. Y aunque lo haremos de forma descarada y consciente al final de este texto de momento lo hacemos de una forma menos exagerada y vamos a poner dos poesías dedicadas al número π. La primera es una curiosidad mas que una poesía (en realidad llamarla poesía es, cuando menos, confundir el noble arte de seis de las nueve musas) pero tiene la particularidad de que si os la aprendéis podréis recordar las 32 primeras cifras decimales del número π (basta contar las letras de cada palabra)

Soy π lema y razón ingeniosa
de nombre sabio que serie preciosa
valorando enunció magistral.
Por su ley singular bien medido
el grande orbe por fin reducido
fue al sistema ordinario usual.

Su autor es el colombiano R. Nieto.
     La segunda poesía que colocamos ya es de verdad. Escrita por la polaca Wislawa Szymborska que fue premio Nobel de literatura en 1996

Digno de admiración es el número Pi
tres coma catorce.
Todas sus siguientes cifras también son iniciales,
quince noventa y dos porque nunca termina.
No deja abarcar sesenta y cinco treinta y cinco con la mirada,
ochenta y nueve con los cálculos
setenta y nueve con la imaginación,
y ni siquiera treinta y dos treinta y ocho con una broma o sea comparación
cuarenta y seis con nada
veintiséis cuarenta y tres en el mundo.
La serpiente más larga de la tierra después de muchos metros se acaba.
Lo mismo hacen aunque un poco después las serpientes de las fábulas.
La comparsa de cifras que forma el número Pi
no se detiene en el borde de la hoja,
es capaz de continuar por la mesa, el aire,
la pared, la hoja de un árbol, un nido, las nubes, y así hasta el cielo,
a través de toda esa hinchazón e inconmensurabilidad celestiales.
Oh, qué corto, francamente rabicorto es el cometa
¡En cualquier espacio se curva el débil rayo de una estrella!
Y aquí dos treinta y uno cincuenta y tres diecinueve
mi número de teléfono el número de tus zapatos
el año mil novecientos sesenta y tres sexto piso
el número de habitantes sesenta y cinco céntimos
centímetros de cadera dos dedos una charada y mensaje cifrado,
en la cual ruiseñor que vas a Francia
y se ruega mantener la calma,
y también pasarán la tierra y el cielo,
pero no el número Pi, de eso ni hablar,
seguirá sin cesar con un cinco en bastante buen estado,
y un ocho, pero nunca uno cualquiera,
y un siete que nunca será el último,
y metiéndole prisa, eso sí, metiéndole prisa a la perezosa eternidad
para que continúe.

(Un comentario: aunque esta pòesía, como la anterior, la hemos conocido por el artículo "Matemáticas y poesía" de Ricardo San Martín Molina, publicado en el primer y único número de la "Revista digital de educación", la versión que copiamos es la que aparece en la página del Departamento de matemáticas del I.E.S. Ezequiel González de Segovia, porque contiene el nombre del traductor que es Carlos Marrodán Casas, que ya que no ponemos el texto en polaco está bien citarlo).

     Ahora, aun siendo matemáticos, tenemos que decir que la poesía bien escrita (y algo suele decir sobre la calidad de la escritura cuando la escritora tiene el premio Nobel de literatura) no es algo que deba pasarse por encima sin remarcarlo. Así que vamos a echar unas flores a Wislawa, que sin duda se las merece, y nos vamos a permitir el lujo de, no solo insistir en sus méritos, sino terminar nuestra página dedicada al día de pi con otro de sus poemas, sin más motivo que porque nos da la gana. Bueno, para que no nos digan que no pega nada y ya que no lo relacionamos con las matemáticas al menos vamos a relacionarlo con la estadística, que es nuestra prima hermana. En este caso la traducción es de Gerardo Beltrán y Abel A. Murcia Soriano y dice:


CONTRIBUCIÓN A LA ESTADÍSTICA
De cada cien personas,

las que todo lo saben mejor:
cincuenta y dos,

las inseguras de cada paso:
casi todo el resto,

las prontas a ayudar,
siempre que no dure mucho:
hasta cuarenta y nueve,

las buenas siempre,
porque no pueden de otra forma:
cuatro, o quizá cinco,

las dispuestas a admirar sin envidia:
dieciocho,

las que viven continuamente angustiadas
por algo o por alguien:
setenta y siete,

las capaces de ser felices:
como mucho, veintitantas,

las inofensivas de una en una,
pero salvajes en grupo:
más de la mitad seguro,

las crueles
cuando las circunstancias obligan:
eso mejor no saberlo
ni siquiera aproximadamente,

las sabias a posteriori:
no muchas más
que las sabias a priori,

las que de la vida no quieren nada más que cosas:
cuarenta,
aunque quisiera equivocarme,

las encorvadas, doloridas
y sin linterna en lo oscuro:
ochenta y tres,
tarde o temprano,

las dignas de compasión:
noventa y nueve,

las mortales:
cien de cien.
Cifra que por ahora no sufre ningún cambio.


Un saludo y hasta la próxima.