jueves, 14 de mayo de 2015

( 167 ) La lógica alternativa de TVE en "El ministerio del tiempo" (planteamiento).

     En los blogs de divulgación científica no es extraño encontrar quejas sobre la falta de fundamento de las medicinas alternativas o de otros métodos que dicen estar inspirados en principios científicos. Por citar uno solo de los blogs que se dedican a criticar los metodos que presumen de científicos sin serlo podemos citar el que escribe el periodista Luis Alfonso Gámez con el nombre de Magonia - Una ventana crítica al mundo del misterio (por cierto, Luis Alfonso Gámez es el presentador de la serie de documentales "Escepticos", serie realizada por la ETB y que aprovechamos para recomendar; los episodios completos se pueden ver aquí). Y aunque cada uno puede elegir la terapia que prefiera es razonable que algunas de esas críticas se centre en el uso de fondos públicos para financiar o promocionar unos métodos que no tienen el rigor científico que sería de desear, ya que quienes gestionan los recursos públicos tienen la obligación de usarlos bien. Por ejemplo, el blog La lista de la verguenza recoge los cursos (algunos no oficiales y, lo que es peor, otros también oficiales) que universidades españolas y otros organismos oficiales (como colegios de farmacéuticos o de médicos) dan sobre materias que no son científicas.
     Otro blog que clama contra el auge de las pseudociencias es ¿Qué mal puede hacer? cuyo objetivo es comentar casos en los que seguir una recomendación alternativa ha producido daños. Este blog también tiene su propia campaña para evitar que el dinero de todos ayude a métodos que no han sido probados con el rigor suficiente. Tiene en marcha una campaña en Change.org para conseguir que televisión española deje de promocionar las pseudociencias (cosa que en su opinión hacen en espacios como "Saber vivir" o "Para todos la 2"). Si alguien quiere ver e incluso firmar esta petición (que, todo hay que decirlo, no está consiguiendo el número de firmas que consiguen otras campañas de Change.org) puede encontrarla aquí.
     De eso precisamente vamos a hablar nosotros, de hacer lo posible para que TVE, la televisón pública, la nuestra, no se aleje del camino recto. Pero claro, dentro de nuestro ámbito de competencia. Porque en los casos que hemos comentado es la falta de rigor en el uso de metodos experimentales (es decir, la falta de experimentos programados con resultados claros y repetibles por otras personas) lo que se critica; pero todos sabemos que en las matemáticas el método de conocimiento no es el experimental. Y las matemáticas es lo que hemos decidido llamar nuestro ámbito de competecia. Así que nuestro metodo de conocimiento será el uso de demostraciones lógicas, y por lo tanto donde hemos de buscar la falta de rigor es allá donde la televisión pública utilice una lógica no todo lo precisa que sería de desear, lo que podríamos llamar una lógica alternativa que no siga las reglas usuales de la lógica tradicional.
     Pues en ese sentido, la posibilidad de hacer notar errores lógicos, estamos de suerte porque en TVE acaba de terminar, y con bastante éxito, según comentaremos a continuación, una serie sobre viajes en el tiempo. Y las cosas como son, elaborar una historia sobre viajes en el tiempo es la forma mas fácil conocida de incurrir en contradicciones lógicas (aunque debe estar seguida de cerca por la idea de contar la vida de un ninja en el siglo de oro español, que es que parece que la televisión pública busca las incongruencias con el mismo interés que Telecinco busca los cotilleos degradantes). Pero no nos distraigamos de nuestro objetivo y empecemos presentando la serie de la que vamos a hablar.
     La serie El ministerio del tiempo ha terminado hace poco tiempo en Televisión Española. De hecho, todavía pueden verse todos sus capítulos en "tve a a la carta". Aunque la serie no ha destacado por el nivel de seguimiento (que sin estar mal no ha sido brillante) ha tenido otras dos características que han conseguido que ya se haya confirmado la existencia de al menos una segunda temporada. La primera, ha sido recibida por la crítica como una reconfortante novedad en el panorama audiovisual español. Podemos leer la opinión de periódicos como El País o como El Norte de Castilla, de alguna revista o de algún blog especializado. La segunda, ha suscitado un interes en las redes sociales y un movimiento en internet como hasta ahora no había tenido una serie española. Podemos leer los comentarios que este movimiento ha provocado en el ABC y en La Vanguardia o podemos ver alguno de los videos que ha provocado la serie, como este:
o como este otro:
y podemos también ver alguno de los dibujos y chistes que los seguidores de la serie han hecho. Los iremos colocando a lo largo de lo que nos queda de esta entrada.
     Sin negar las virtudes que otros han encontrado a la serie nosotros queremos destacar el absoluto desprecio por la lógica que los guionistas de la serie han demostrado y que, para nuestra sorpresa, parece haber pasado inadvertida para los críticos (solo en este Lo mejor y lo peor de... se hace un comentario a que una serie fantástica no da carta blanca a las invenciones de los guionistas, el primer punto de lo peor, pero no parece darse cuenta lo grave que es en realidad el error). Al igual que se comenta que algún periodista defendió la frase de que "No vamos a dejar que la realidad nos estropee un buen titular" parece que los guionistas de el ministerio del tiempo quieren llevar esta frase a su terreno y proclaman: "No dejemos que la lógica nos estropee un buen argumento".
      Tengo que admitir que a mi la falta de lógica me impide considerar que un argumento es bueno y me cuesta disfrutar cuando están insultando mi sentido común más elemental. Dado que esto no parece pasar a los ministéricos (nombre que han adoptado los seguidores de la serie) deberé deducir que mi profesión de matemático me ha convertido en un tiquismiquis en este aspecto. Y es que incluso algunos blogs sobre la serie que comentan las posibles bases físicas del ministerio o que intentan aclarar y sistematizar el método de sus viajes pasan tranquilamente por alto el error básico en la lógica de la serie.
          Entendámonos, que no se trata de decir que el viaje en el tiempo no tiene sentido: en cualquier serie fantástica hay que admitir una serie de hechos (de objetos mágicos, de propiedades de un mundo imaginario) que no tendrían sentido en el mundo real. Eso es correcto. Pero una vez admitidos esos hechos la serie debe ser coherente con ellos; y la coherencia, al parecer, no debía ser una de las asignaturas que dieron en la escuela de los guionistas de esta serie. Ya hemos comentado antes que en una serie de viajes en el tiempo no es fácil no olvidar algún detalle o permitirse algún exceso (pasemos por alto, aunque llama la atención, el uso de móviles intertemporales), pero hay al menos dos errores (llamarlos descuidos sería como decir que el Prestige dejó algunos residuos sólidos en la costa gallega) que tenemos que criticar, uno global de la serie y el otro específico de un capítulo.
     Naturalmente, el error global de la serie se puede ver ya en el primer capítulo (enlace para verlo en TVE a la carta, animamos a que lo echéis un ojo), que es donde se plantea cómo funciona el ministerio y cuál es su función, y sobre todo cómo viajan en el tiempo sus funcionarios. Que no es que la máquina del tiempo exista y sea española (conversación entre Juián y Salvador, a lo que hay que responder "¡Por favor, no diga tonterías!", minuto 19), que lo que existe son las puertas del tiempo. Por estas puertas van y vienen los personajes de la serie (y de nuestra historia) recorriendo el pasado.
     Como esta entrada ya se hace larga y aún nos falta dar las explicaciones sobre esos errores de que tanto hablamos, vamos a evitar estas explicaciones y dejar que el que haya seguido la serie (o quien quiera verla ahora) y nos haya leido hasta aquí pueda intentar adivinar que es lo que nos parece tan inaceptable. Agradeceríamos comentarios al respecto y (si hubiera interés) en otra entrada aclararemos los fallos garrafales que en nuestra opinión lastran esta serie que (no lo alvidamos) tantas virtudes tiene.
     Terminamos, pues, situando el que consideramos el segundo error imperdonable para ver si nuestros lectores lo localizan y aparece en los comentarios. Está en el capítulo 4, "Una negociación a tiempo" (enlace para verlo) donde aparece nada menos que la reina Isabel I. En este capítulo han de usar una puerta que no funciona como las demás, según explican al principio. Cierto es que esto de inventarse puertas con una mecánica diferente no es lo ideal para mantener la coherencia, pero al fin y al cabo tampoco sabemos por qué funcionan las puertas y no hay regla sin excepción. Aceptemos pues el sistema de esta extraña puerta (y espero que así se vea que tampoco pretendo ser intransigente con las libertades narrativas, sino que no puedo evitar pensar que hay errores imperdonables en la serie) que los guionistas presentan sin duda para hacer en la serie su versión de la ya clásica película "Atrapado en el tiempo" (la del día de la marmota, como el mismo Julián plantea en la serie). Pero "Atrapado en el tiempo" no es una película de viajes en el tiempo y este episodio de "El ministerio..." contradice la lógica de una forma más hiriente aún que el resto de episodios.
     Y hasta aquí hemos llegado por hoy. Dejamos las aclaraciones que faltan hasta una nueva entrada (una vez nuestros amables lectores nos muestren su interés, si lo hubiera). Que la lógica os acompañe.