En una entrada anterior tratamos el sistema de numeración sumerio, en esta nos centraremos en uno más moderno y conocido, el romano. Cabe notar que este sistema y el griego son tremendamente parecidos, por tener origen y finalidad comunes.
Suponemos al lector familiarizado con este tipo de números, aun así, y a modo de recordatorio exponemos la siguiente tabla de equivalencias:
Y hecho esto podemos centrarnos en el artículo
Conviene también explicar de donde viene. Como ya se ha dicho, el sistema romano comparte origen con el griego, el cual se basó en el fenicio, sobre el cual se ignora si fue "original" o también está basado en otro anterior. Sobre esto,como suele ocurrir, hay mucha especulación; la que más me ha convencido de todas las que he visto es que, los griegos, al adoptar las costumbres mercantilistas fenicias tomasen también su sistema de numeración, y que los etruscos, al comerciar con ambas culturas, tomasen ese mismo sistema. Más tarde, tras la desaparición del imperio etrusco los romanos tomaron su sistema de numeración, como tantas otras cosas, adaptando los símbolos a los de su alfabeto. En la imagen inferior podemos ver algunos símbolos numéricos etruscos, nótese que el 1, el 5 y el 10 son iguales a los romanos, por pertenecer ambos símbolos a ambos alfabetos.
Roma fue una de las mayores civilizaciones que han existido, la cual se inspiró notablemente en la cultura griega; si bien no tomaron su forma de pensar sobre la ciencia, esto es: en Grecia existía una fascinación mística por el conocimiento, llegando los números incluso a ser entes semidivinos (ejemplo por excelencia de esto es el mundo de las ideas presentado por Platón), pero desvaríos a parte existía una concepción de búsqueda de conocimiento sin más, sin pararse a pensar para que podría servir cada relación numérica; los romanos, por su parte, eran gente eminentemente práctica, la cual veía la ciencia como una herramienta que servía no tanto para entender el mundo sino que para modificarlo y embellecerlo. Como ejemplo de todo esto bien sirven el famoso teorema de Pitágoras y el también famoso Panteón de Agripa.
Ahora, y antes de proseguir, para que el lector se haga una idea de lo poco conveniente que era el sistema del que hablamos le pido que se fije en esta operación, representada con números arábigos y a continuación con romanos:
1234+553=1787
MCCXXXIV+DLIII=MDCCLXXXVII
Ya en esta operación breve y simple pude notarse la conveniencia de nuestro sistema, pues involucra menos símbolos (lo cual implica menos posibilidades de confundirse) y es más corta, con lo cual se puede identificar un número de un simple vistazo.
Ahora, pido al lector que se imagine una operación más complicada, pongamos que multiplicar una matriz por un vector (con índices compatibles, claro está) usando números romanos, sería un auténtico caos.
Esto entra en contradicción con lo dicho sobre el carácter práctico romano, no obstante, para ver que no hay contradicción ninguna basta con tener en cuenta que el sistema romano no está pensado para realizar cálculos, sino que para representar números naturales. En esa cultura, así como en la griega, las matemáticas eran eminentemente geometría, y se usaba regla y compás más que números.
Otra de las mayores desventajas del sistema romano es que no hay 0, no tenían necesidad de contar 0 elementos, y dado que las pocas operaciones que hacían no requerían de este concepto, los romanos nunca consideraron el número 0.
Y llegamos ya al final de la entrada, quedando así expuesto un sistema de numeración no pensado para operar sino para representar datos. En la siguiente y última entrada de esta serie trataremos el sistema arábigo, su origen, historia e implantación, primero en Europa, y después en el resto del mundo.
Diego Munuera Merayo.
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